01. Гой, Роде, Гой! (Goi, Rode, goi!)
02. Тропою неведанной (En la senda de lo desconocido)
03. Невидаль (Maravilla)
04. На моей земле … (En mi tierra)
05. Притча (Parábola)
06. В цепях древней Тайны (En las cadenas de antiguos misterios)
07. Ярило (Yarilo)
08. Лики бессмертных Богов (Las caras de los dioses inmortales)
09. Коло Нави (Kolo navi)
10. Корочун (Korochun)
11. Память (Memoria)
12. Купалец (Kupalets)
13. Аркона (Arkona)
14. Небо Хмурое, Тучи Мрачные… (Cielo plomizo, nubes oscuras...)
del otro día resumía mis impresiones tras las tres primeras escuchas de este disco. Ya os dije que os iba a decepcionar :P]
[Nota 2: el disco está en ruso y este comentario está en castellano. No veo razón para utilizar ningún otro idioma.]
Más que un disco de un grupo, esto es todo un despliegue de medios. Es impresionante la cantidad de gente que participó aquí. Vocalistas invitados, un quinteto de cuerdas, instrumentos tradicionales de lo más variopinto, un coro femenino profesional... En total, casi cincuenta personas. Entre los invitados se encuentra gente de grupos como Månegarm, Obtest, Skyforger, Menhir, Heidevolk (los mencionados hasta aquí colaboraron en la composición de "En mi tierra", de la que hablaremos más en detalle dentro de un momento), Svarga, Rarog/Kalevala, Ashaena y Tverd, amén de Vladimir Cherepovski, miembro de varios grupos no metálicos, que ya es un habitual en los discos de la Scream y los suyos. Les salió un disco de ochenta minutos y les llevó seis meses grabarlo, desde diciembre de 2008 hasta junio de 2009. Se editó el 30 de octubre, coincidiendo así (forzosamente, porque llevaba listo más de un mes) con la festividad del dios Veles, y esa misma noche también se dio un concierto de presentación en Moscú con, al parecer, montones de invitados y sorpresas varias.
Debo decir que este álbum tardó varias escuchas en entrarme. Soy bastante aficionado a Arkona (¿hace falta que lo jure?), tengo todos sus discos y me los sé al dedillo, sigo sus movimientos periódicamente, etcétera, y aun así, a la primera escucha no me gustó. Tiene bastantes novedades en lo que a sonido se refiere, y cuando no son novedades, profundiza en ciertos aspectos mucho más que en discos anteriores; diría que en general es un disco más oscuro que sus predecesores y, sobre todo, más místico. Tras oírlo unas cuantas veces, marqué unas cuantas canciones como típicas del grupo, y la verdad es que, siendo objetivo, me salieron unas seis o siete. De ellas, hay tres que marqué como
arkonísimas: "En las cadenas de antiguos misterios", "Memoria" y "Arkona". Que esa es otra, hay una canción llamada Arkona, pero no habla del grupo en sí sino del cabo del Báltico de donde sacaron el nombre, sito en lo que hoy es Alemania, y en el que se emplazaba la última fortaleza pagana, destruida por los cristianos en 1168. El Astérix eslavo vivía allí.
Entre las canciones un poco más raras se halla, para empezar, la que da título al disco y de la que ya salió un
videoclip. Esa canción, para mi gusto, es horrenda. Vale, tiene un trozo por ahí de dos o tres minutos que está bien... pero la destroza todo lo de alrededor. Caótica, desordenada y chapucera. El lado bueno: que es el único defecto de este trabajo. El resto de los temas (quitando la "Parábola", que es una corta declamación) tienen calidad para regalar. Otro de los que presentan sonidos nuevos es la segunda, "En la senda de lo desconocido", bastante cambiante (manteniendo siempre una cohesión interna) y llena de cuerda frotada, oscurísima en algunas partes y con tonos vocales un tanto extraños en otras. Pero la que más me sorprendió fue la octava, "Las caras de los dioses inmortales", que alterna partes susurradas con berridos chamánicos; me hace pensar en los oráculos griegos, o de donde fueran, en los que las sacerdotisas ingerían alucinógenos y se ponían a retorcerse en el suelo y profetizar como esquizofrénicas. La letra habla de desesperación.
Sin llegar a innovar tanto, pero también con aires oscurillos y atmosféricos, tenemos por ejemplo "Kolo Navi", que sigue un poco la senda que anunciaban los últimos cortes del disco anterior,
От сердца к небу; es en este tema y en partes similares de otros donde se evidencia la evolución de la banda. Luego están las hiperfolklóricas, como "Korochun" o las alegres "Yarilo" y "Kupalets" (el principio de ésta me recuerda a Fuxan Os Ventos o a las Cantadeiras do Berbés, si en vez de estar en ruso dijera "meu fillo é pescadoreeee na lanchiña sae ó mareeeee" colaría perfectamente), que no son novedad pero le suelen salir muy bien. Pongo
le en singular porque en realidad quien escribe las canciones es Masha Scream, con la colaboración esporádica de Lazar o algún otro. Hablando de Masha, se suele decir que Arkona es un grupo pagano, pero de eso nada; no sé el resto, pero la Argipova es muy religiosa, lo que sucede es que su religión no es ninguna de las grandes, pero tampoco es una secta. Se llama rodnoverie en ruso, en castellano creo que es eslavismo, es politeísta y todas las canciones de Arkona, desde la primera maqueta, hablan de los dioses y ritos de esta religión. Así, Yarilo es el dios de la primavera y la fertilidad, el Kupalets es la hoguera que se enciende en honor de Kupala la misma noche que los cristianos la encienden por San Juan... etcétera etcétera. Por cierto, me llama bastante la atención el hecho de que el supuesto nuevo miembro de la banda, Vlad Volk, no aparezca en la foto promocional y toque sólo la canción que él mismo compuso, "Korochun"; del resto de gaitas y flautas se encarga el señor Cherepovski. Cabe mencionar también el último corte, "Cielo plomizo, nubes oscuras", una canción tranquila y triste al estilo del "Oh, dolor, melancolía" del disco anterior y con una temática similar: un amor perdido y una joven ahogada en un río. Termina con varios minutos de sonidos de agua y pájaros y, finalmente, una melodía de flautas.
Por último, la que merece mención especial es la titánica obra "En mi tierra". Titánica porque cuenta con invitados de cinco grupos, porque tiene todos los elementos novedosos del disco (coro, quinteto de cuerdas) y porque dura quince minutos, siendo la canción más larga que hicieron hasta ahora, sin hacerse pesada en ningún momento; de hecho, cuando la escuchas no parece que dure tanto. La letra narra un viaje. Empieza con una solemne introducción por parte de las cuerdas, a la que siguen varios minutos de coro, hasta que entra el metal de verdad. Como podréis imaginar, se trata de una canción muy progresiva y con abundantes cambios; según el viajero va visitando las distintas regiones por las que pasa, se escucha un coro que representa al pueblo de esa zona, y cuya procedencia real es de esa zona también; así, en Alemania cantan los de Menhir, en Letonia los de Skyforger, en Suecia los de Manegarm, en Holanda los de Heidevolk y en Lituania los de Obtest. Vamos, ambicioso es poco. Y cada uno en su idioma, por supuesto. Por lo que pude leer, le mandaron a cada grupo el concepto de la canción y la melodía en midi que tenían que cantar, y cada uno escribió la estrofa que le pareció. Al final de la canción, el viajero llega al punto de partida y canta a la земля моя (/simlia moia/), o tierra mía en castellano, donde decide quedarse. En conjunto es un tema muy grandilocuente y sobre todo solemne.
Respecto a las principales novedades en el apartado interpretativo, que son el coro y el quinteto de cuerdas, la verdad es que el coro no destaca demasiado, porque coros en Arkona siempre hubo, aunque fueran más modestos, y las cuerdas sirven básicamente para sustituir las partes que de otro modo haría un teclado; pero la mejoría es que aportan al sonido una calidez (calidez de cálido, claro), una solemnidad (sobre todo los violonchelos) y una elegancia que un sintetizador no posee.
En resumen,
Goi, Rode, goi! es un disco que, aunque quizá no entre con facilidad, está muy bien hecho. Las características que mejor lo definen son solemnidad y misticismo. Si bien es cierto que hay algunas transiciones aquí y allá que quedaron un poco feotas, el álbum presenta variedad a la vez que continuidad y coherencia, y sobre todo... no veas cómo engancha, chico. Ya perdí la cuenta de las veces que lo escuché, yo qué sé, quince, veinte, en tres semanas. Acabo de recibir el original (por cierto, trae un dibujo para cada canción, obra del grandioso artista belga Kris Verwimp) y ya se me hace hasta raro no oír aquello de "you're listening to the new blablabla" varias veces por pista... No sé si será el mejor disco del grupo, eso ya depende de cada uno, pero sin duda es un paso adelante en la evolución del sonido de Arkona.
Slava.