Tras dos festivales en dos días en dos países distintos (puedes leer las crónicas del Samhainfest Moravia y Samhainfest Budapest en esta misma web), el tercer día tocaba Bratislava, la capital eslovaca. Esta ocasión ya no fue tan especial, o nada especial, porque sólo tocaron los tres grupos que iban juntos de gira: Darkest Era, Dalriada y Arkona.
Los primeros en salir, para mi sorpresa, fueron los de Dalriada. Como cabe esperar de ese turno (aunque, en mi opinión, no de ese grupo), dieron un concierto corto, de tres cuartos de hora, que incluyó la mayoría de temas nuevos que habían tocado los días anteriores, y evidentemente algunos clásicos también. La cantante del grupo, Laura Binder, como comentaba en las crónicas anteriores, ya no estaba presente; se quedó en casa a causa de su avanzado embarazo, y fue sustituida en esta gira por Anita Kun, cantante del grupo de power sinfónico Ideas. La verdad es que me parece que canta bastante mejor ella que Laura, pues la voz de ésta es muy nasal para mi gusto, y que con este cambio ganaron. La reacción del público fue buena, la sala ya estaba llena en este concierto, pero al no saberse la gente las canciones, no bailar las danzas, etcétera, la atmósfera contrastaba bastante con la de la noche anterior.
A continuación salió Darkest Era. De nuevo tuvieron oportunidad de tocar su repertorio sin cortes, es decir, tres cuartos de hora completos que se disfrutaron a tope. Se nota la grata sorpresa de los asistentes a sus conciertos; poca gente los conoce, pero a casi todos los que los ven les gusta lo que hacen. Por lo demás, poco o nada hay que cambiase con respecto a las dos noches anteriores; muchas ganas por parte de los cinco, magnífica ejecución, derroche de energía… Estos chavales llegarán lejos, creo yo.
Por último vino Arkona, el grupo que más gente esperaba, no sólo por la evidente razón de que es el más famoso sino también porque era el único que aparecía en la página web de la sala, en la pantalla luminosa que tienen en la puerta anunciando los siguientes conciertos, etcétera. Akona + teloneros, ponía, y teloneros en eslovaco es hostia, o sea que quedaba muy gracioso. Y en los carteles de la calle, los otros dos nombres salían en pequeñito.
Pero me estoy yendo por las ramas. El caso es que los rusos salieron, como siempre, a por todas. Tocaron entre una hora y hora y cuarto, el mismo repertorio que en Brno (o casi), y Masha no paró de saltar, correr y hacer aspavientos en todo el concierto. Una vez más, clásicos aparentemente desaparecidos pero ahora recuperados, alternancia entre temas más fiesteros y otros más serios, melancólicos o agresivos… Sigo esperando el día que toquen «Na moey zemle» en directo, aunque no sé si mis ojos llegarán a ver eso alguna vez. Y tras el obligado bis con «Kupala y Kostroma», terminaron ellos su concierto y este reportero dicharachero su maratón conciertil trinacional, esperando que pronto haya algo parecido y poder contároslo todo de nuevo a través de The Breathless Sleep.
Los primeros en salir, para mi sorpresa, fueron los de Dalriada. Como cabe esperar de ese turno (aunque, en mi opinión, no de ese grupo), dieron un concierto corto, de tres cuartos de hora, que incluyó la mayoría de temas nuevos que habían tocado los días anteriores, y evidentemente algunos clásicos también. La cantante del grupo, Laura Binder, como comentaba en las crónicas anteriores, ya no estaba presente; se quedó en casa a causa de su avanzado embarazo, y fue sustituida en esta gira por Anita Kun, cantante del grupo de power sinfónico Ideas. La verdad es que me parece que canta bastante mejor ella que Laura, pues la voz de ésta es muy nasal para mi gusto, y que con este cambio ganaron. La reacción del público fue buena, la sala ya estaba llena en este concierto, pero al no saberse la gente las canciones, no bailar las danzas, etcétera, la atmósfera contrastaba bastante con la de la noche anterior.
A continuación salió Darkest Era. De nuevo tuvieron oportunidad de tocar su repertorio sin cortes, es decir, tres cuartos de hora completos que se disfrutaron a tope. Se nota la grata sorpresa de los asistentes a sus conciertos; poca gente los conoce, pero a casi todos los que los ven les gusta lo que hacen. Por lo demás, poco o nada hay que cambiase con respecto a las dos noches anteriores; muchas ganas por parte de los cinco, magnífica ejecución, derroche de energía… Estos chavales llegarán lejos, creo yo.
Por último vino Arkona, el grupo que más gente esperaba, no sólo por la evidente razón de que es el más famoso sino también porque era el único que aparecía en la página web de la sala, en la pantalla luminosa que tienen en la puerta anunciando los siguientes conciertos, etcétera. Akona + teloneros, ponía, y teloneros en eslovaco es hostia, o sea que quedaba muy gracioso. Y en los carteles de la calle, los otros dos nombres salían en pequeñito.
Pero me estoy yendo por las ramas. El caso es que los rusos salieron, como siempre, a por todas. Tocaron entre una hora y hora y cuarto, el mismo repertorio que en Brno (o casi), y Masha no paró de saltar, correr y hacer aspavientos en todo el concierto. Una vez más, clásicos aparentemente desaparecidos pero ahora recuperados, alternancia entre temas más fiesteros y otros más serios, melancólicos o agresivos… Sigo esperando el día que toquen «Na moey zemle» en directo, aunque no sé si mis ojos llegarán a ver eso alguna vez. Y tras el obligado bis con «Kupala y Kostroma», terminaron ellos su concierto y este reportero dicharachero su maratón conciertil trinacional, esperando que pronto haya algo parecido y poder contároslo todo de nuevo a través de The Breathless Sleep.
Publicada originalmente en The Breathless Sleep el 8 de noviembre del 2012, archivada en Furia Asgardiana el 1 de mayo de 2019.
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