La sala Caracol está bastante guay. Es un simple rectángulo, sin recovecos ni columnas que molesten. Mirando hacia el escenario, a la izquierda está la barra y a la derecha pusieron un pequeño puesto de discos y camisetas al que era complicado acercarse, porque era realmente pequeño y había
bastante gente, pero que tenía precios decentes: la mayoría de los discos estaban a diez euros. Respecto a la asistencia, el primer día tenían vendidas las quinientas entradas a la media hora de abrir puertas, y el segundo sólo les sobraron treinta (Primordial es mucho Primordial, y Swallow aún tocará tres veces más en España, una de ellas en Madrid, antes de terminar el año). Aun así, no estábamos apretujados, en Primordial llegué a ponerme delante de todo y estaba holgado. Entre conciertos nos ponían música, concretamente una lista de reproducción de unas doce canciones que se repetían hasta el infinito. Por primera vez en mi vida vi una diadema de pinchos, de cuero negro como las muñequeras pero para la cabeza. Ah, y algo que me llamó la atención fue que había montones de extranjeros entre los asistentes, sobre todo franceses e irlandeses.
Vale, vamos a lo que vamos. Los primeros del domingo fueron los valencianos Evadne, que en su media hora asignada dieron una muestra de su doom lentorro pero melódico y de gran calidad. Todas las canciones que tocaron eran nuevas composiciones de su futuro segundo disco porque, según el cantante Albert, "la situación así lo requería". Luego vino Mourning Beloveth, tercer grupo irlandés del festival; estos ya tienen un sonido un poco más clásico. Me hizo gracia uno de los guitarristas, Frank Brennan, que parece un híbrido entre Astérix en grande y Hulk Hogan pero con pinta de thrasher; pintas aparte, dieron un concierto bastante entretenido.
El siguiente grupo fue Alcest, otro que también me habían recomendado. Sólo había escuchado un par de canciones en su myspace y poco más; me había gustado. En Madrid descubrí que verlos en directo es como ponerse el disco en casa y mirar una foto del
grupo. La música está muy bien, tranquila, atmosférica, hasta diría hipnótica, pero los cuatro tíos están quietos como estatuas, sus caras parecían de cartón y todo lo que se dirigieron al público fue "merci beaucoup" tres o cuatro veces. Curiosamente, separaron las canciones en dos grupos: durante la primera mitad del concierto tocaron las de voz limpia y en la segunda mitad, las de graznidos. Mucho humo, mucho azul, todo borroso por momentos, ambiente relajado y música muy ambiental. Contacto y calidez cero, pero concierto muy disfrutable si te gustan la progresión y el post-metal y esas post-movidas, que realmente tampoco se prestan a hacer mucho el mono.
La penúltima banda fue Esoteric, la que menos me gustó de todo el festival. Al mismo tiempo, fue una de las que más gustaron en general; todo el mundo se quedó asombrado y se veía a montones de personas con el último disco en la mano. Al cronista de Rafabasa le encantó, por ejemplo. Qué queréis que os diga, el doom me puede gustar más o menos según el grupo (no soy muy purista, prefiero los melódicos y demás), pero el funeral doom me puede. El vocalista llevaba un micro de esos de pinganillo. Sus canciones son largas, creo que en una hora tocaron tres. Tuvieron mala suerte, un tío se pasó un buen rato de espaldas junto a su ampli porque algo le sonaba mal, y luego rompió una cuerda ("son tan funeral doom que se les acaba de morir una
cuerda", dijo el iluminado de Matraco), pero finalmente se arregló todo. No me gusta el género, así que obviamente no es culpa del grupo que me aburriera en el concierto, pero hicieron una cosa que odio en cualquer grupo: al acabar cada canción empezaban a hacer ruidos, acoples (como si no hubiera ya bastantes de por sí durante todo el festival) y otras estridencias aleatorias, de hecho en la última canción llegaron a tirarse todos al suelo para mover a lo loco todos los controles de sus pedaleras o como se llamen esos aparatos. Eso no lo aguanto, lo haga quien lo haga, no aguanto las estridencias, no... Pero ya digo que la gente quedó contentísima, y me parece genial, claro.
Finalmente, llegó la hora de otra de las razones principales por las que fui a Madrid: Swallow The Sun. Sin duda, para mí un subidón de adrenalina después del coñazo que me supuso Esoteric. Con un precioso telón de fondo mostrando una luna y un búho, siguiendo la estética de la portada de su último disco, fueron saliendo los finlandeses para empezar de la manera más esperable y a la vez la mejor: con "These woods breathe evil", una de mis canciones favoritas de su discografía, en parte
porque no me gusta un carallo la voz gutural de Mikko Kotamäki y ésta carece de ella, pero esto es manía propia. Por cierto, el colega Mikko tiene una manera bastante curiosa de ejercer de frontman. Se cuelga de su micro, con su visera tapándole media cara y su camiseta de Rasputín, casi parece que se va a quedar dormido; levanta la cabeza cuando le toca cantar, y cuando no, le da caladas a su cigarro. Como si el asunto no fuera con él. Cuando habla entre canciones lo hace bajito y despacio. Y todo esto no le impide en absoluto combinar los tres registros (gutural, rasgado y limpio) con tremenda maestría y sin sonar forzado en ningún momento. En el extremo opuesto tenemos al guitarrista Juha Raivio, principal compositor del grupo y que a todas luces disfruta y se emociona con lo que hace, se mueve bastante y demás; y sobre todo el teclista, Aleksi Munter, que es un envenenado: le pegaba unas leches al teclado que parecía que lo iba a romper, lo levantaba de un lado, y cuando le tocaba entrar después de unos compases quieto, cogía carrerilla desde atrás con la mano en alto.
Aunque no controlo muy bien qué temas suelen tocar, creo que el set list no tuvo muchas sorpresas. La única que no me esperaba fue "Hold this woe", que además fue
justo la segunda (y la grabé, yuju). Cuando Mikko anunció "Plague of butterflies", alguno se sorprendió (uf pero si esta dura media hora, etcétera) pero lo que tocaron fue sólo el segundo movimiento, titulado de la misma manera, que realmente es lo que vienen haciendo en directo desde que sacaron ese EP. Introdujo "New moon" como "una canción sobre vampiros escrita cuando los vampiros chupaban sangre, no como ahora, que chupan pollas" y el primer bis, "The justice of suffering", se lo dedicaron a una chavala allí presente que venía de Texas, al parecer. He aquí el set completo:
1- These woods breathe evil
2- Hold this woe
3- Falling world
4- These hours of despair
5- Sleepless swans
6- Don't fall asleep (Horror Pt. 2)
7- Plague of butterflies
8- The morning never came
9- New moon
10- The Giant
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11- The justice of suffering
12- Swallow (Horror Pt. 1)
Molan todas, como podéis ver. Y con esto se terminó un festival que creo que no defraudó a nadie. Aunque personalmente me gustó más el primer día, salí de Swallow contentísimo de la vida, y además me llevé el disco firmado por Juha Raivio y foto con él. Para repetir las veces que haga falta. Supongo que los organizadores también darían palmas con las orejas, porque menudo éxito; ya anunciaron que el año que viene piensan repetir. A ver también si alguien se anima a traer a Primordial más a menudo.
El magnífico telón de Swallow The Sun