1. | Wanderer Above the Sea of Fog | 10:33 | |
2. | Ahrimanic Trance | 14:05 | |
3. | Ex Cathedra | 10:58 | |
4. | Crystal Ammunition | 14:20 | |
Total playing time | 49:16 |
Hace unos meses conocí a estos yanquis por casualidad; rebuscando cositas nuevas en los internetes, me topé con un grupo de black metal con un nombre que me llamó la atención y que hace canciones largas, y decidí escucharlo. Creo que el primero que oí fue su segundo trabajo, Two hunters; recuerdo que al empezar me dije: "vaya hombre, ya me bajé un disco de ambient, pues van a ir todos a la papelera", pero decidí escuchar un rato más, y la verdad es que me alegré de no haberme precipitado, porque hallé que el grupo tiene mucha calidad, aunque quizá no entre a la primera escucha. Así lo demuestran sus anteriores álbumes y así lo vuelve a demostrar aqueste Black cascade, su segundo lanzamiento en lo que va de año, tras el EP Malevolent grain.
¿Qué hace esta gente? Pues black metal atmosférico. No anda lejos del ambient, pero es bastante más que eso. Bebe sobre todo de las bandas noruegas pioneras de la segunda ola de black metal: Darkthrone, bastante Burzum y algo de los inicios de Dimmu Borgir... siempre crudo y alejado de sonidos sinfónicos, música agresiva pero melancólica, de ritmo lento pero percusión ultrarrápida. También hay que decir que, si no recuerdo mal, el Two hunters era bastante más ambient que este Black cascade, más directo. Sus letras hablan de naturaleza, soledad y movidas espirituales; en eso se parecen a Agalloch.
"Wanderer above the sea of fog", canción claramente alusiva al famoso cuadro de C. D. Friedrich, empieza con sonidos de agua marina chocando contra las rocas; pronto entran las guitarras y luego la percusión, con un rápido blastbeat. Poco a poco va progresando, tiene partes más lentas y otras rápidas. El segundo corte, "Ahrimanic trance", es un poco extraño: empieza con un pitido feo y por dos veces, a mitad de canción, parece que se va a terminar, pero en general tiene muy buenos riffs y es sobre todo melancólica, con una parte de teclado muy oscura en la segunda mitad. De teclado atmosférico, por supuesto. "Ex cathedra" vuelve a empezar con ruido de agua, pero esta vez los instrumentos no irrumpen de repente sino que se empiezan oyendo bajito, de nuevo una melodía triste, al estilo del death/doom moderno, y luego sube su volumen. Por último, "Crystal ammunition" es la que empieza de manera más agresiva, pero también es la única que incluye un pasaje acústico hacia la mitad. Y si no es acústico, se le parece.
En definitiva, Black cascade es un disco que, si se es poco conocedor del género, quizá cueste digerirlo al principio, pero si se dejan de lado los prejuicios y se presta atención, quizá más de uno encuentre en Wolves In The Throne Room un nuevo grupo de culto al que seguir los pasos.
¿Qué hace esta gente? Pues black metal atmosférico. No anda lejos del ambient, pero es bastante más que eso. Bebe sobre todo de las bandas noruegas pioneras de la segunda ola de black metal: Darkthrone, bastante Burzum y algo de los inicios de Dimmu Borgir... siempre crudo y alejado de sonidos sinfónicos, música agresiva pero melancólica, de ritmo lento pero percusión ultrarrápida. También hay que decir que, si no recuerdo mal, el Two hunters era bastante más ambient que este Black cascade, más directo. Sus letras hablan de naturaleza, soledad y movidas espirituales; en eso se parecen a Agalloch.
"Wanderer above the sea of fog", canción claramente alusiva al famoso cuadro de C. D. Friedrich, empieza con sonidos de agua marina chocando contra las rocas; pronto entran las guitarras y luego la percusión, con un rápido blastbeat. Poco a poco va progresando, tiene partes más lentas y otras rápidas. El segundo corte, "Ahrimanic trance", es un poco extraño: empieza con un pitido feo y por dos veces, a mitad de canción, parece que se va a terminar, pero en general tiene muy buenos riffs y es sobre todo melancólica, con una parte de teclado muy oscura en la segunda mitad. De teclado atmosférico, por supuesto. "Ex cathedra" vuelve a empezar con ruido de agua, pero esta vez los instrumentos no irrumpen de repente sino que se empiezan oyendo bajito, de nuevo una melodía triste, al estilo del death/doom moderno, y luego sube su volumen. Por último, "Crystal ammunition" es la que empieza de manera más agresiva, pero también es la única que incluye un pasaje acústico hacia la mitad. Y si no es acústico, se le parece.
En definitiva, Black cascade es un disco que, si se es poco conocedor del género, quizá cueste digerirlo al principio, pero si se dejan de lado los prejuicios y se presta atención, quizá más de uno encuentre en Wolves In The Throne Room un nuevo grupo de culto al que seguir los pasos.